Filosofía interrogaciones que a todos conciernen

Es una situación embarazosa la de alguien que, al ser preguntado por su profesión, ha de responder ±filosofo o incluso ±profesor de filosofía. Y el problema no reside tanto en que el interlocutor no sepa en qué sector del conocimiento o de la técnica encasillar tal respuesta, como en el hecho de q...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Gómez Pin, Víctor, 1944- (-)
Formato: Libro
Idioma:Castellano
Publicado: Pozuelo de Alarcón (Madrid) : Espasa Calpe D.L. 2008.
Colección:Gran Austral.
Materias:
Ver en Universidad Pontificia de Salamanca:https://catalogo.upsa.es/cgi-bin/koha/opac-detail.pl?biblionumber=209700
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Descripción
Sumario:Es una situación embarazosa la de alguien que, al ser preguntado por su profesión, ha de responder ±filosofo o incluso ±profesor de filosofía. Y el problema no reside tanto en que el interlocutor no sepa en qué sector del conocimiento o de la técnica encasillar tal respuesta, como en el hecho de que, probablemente, el propio filósofo tampoco lo sabe. Un filósofo es, desde luego, una persona cuya tarea es pensar, pero esto también caracteriza a Ramón y Cajal, Einstein, Gauss... a los que nadie (al menos de entrada) califica de ±filósofos. El embarazo del profesional de la filosofía se acentuará además por una sospecha de lo que, ante su respuesta, el interlocutor empezará a barruntar. Pues si se hiciera una encuesta en la calle sobre el tema, la gran mayoría de los interrogados haría suya una opinión del orden siguiente: ±Los filósofos son tipos que hablan sobre asuntos que solo a ellos interesan, y en una jerga que solo ellos (en el mejor de los casos) entienden. Difícil es para el filosofo convencer (tanto a los demás como a sí mismo) de que en esta visión hay mucho de burda caricatura y que, en realidad, filósofo es exclusivamente aquel que habla de cosas que a todos conciernen y lo hace en términos, de entrada, elementales y que solo alcanzan la inevitable complejidad respetando esa absoluta exigencia de transparencia que viene emblemáticamente asociada al nombre de Descartes. Decir que un filósofo habla exclusivamente de asuntos que a todos conciernen, decir que, si algún asunto no responde a esta exigencia, no puede ser filosófico, es acercar la interrogación filosófica a esas preguntas elementales que el ser humano plantea como mero corolario de una suerte de tendencia innata. Tendencia que, desde luego, observamos en los niños y que cuenta entre sus ingredientes con lo que un pensador contemporáneo ha denominado ±instinto de lenguaje. Instinto que mueve a intentar que el lenguaje se fertilice, alcance aquello de que es potencialmente capaz, es decir, se realice. El lenguaje alcanza su madurez explorando diferentes vías, pero desde luego la vía interrogativa es una de ellas, y la palabra designativa de la situación de estupor que lleva a interrogarse es precisamente filosofía.
Notas:Índice onomástico.
Descripción Física:450 p.
ISBN:9788467026993