Sumario: | El Ars memorativa escrito por el médico y profesor salmantino Juan de Aguilera supone un hito en el camino recorrido por la mnemotecnia en España. Desde los manuscritos de Raimundo Lulio, Francisco Eiximenis y Juan Alfonso de Benavente, y los textos ya impresos de Antonio Nebrija y Pedro Ciruelo, llegamos en 1536 al Ars memorativa de Juan de Aguilera. Después de ella, aparecerán capítulos en las obras de retórica en latín de Lorenzo Palmireno, Arias Montano, El Brocense, Cipriano Suárez y Juan de Guzmán, y de predicación de fray Diego Valadés, para culminar en el monográfico y castellano Fénix de Minerva, de Juan Velázquez de Azevedo, ya en el siglo XVII. Si equiparamos esa línea al brazo de una balanza, el manual de Aguilera se sitúa en el fiel que señala el paso de un lado al otro. Desde ahí destaca por dos aspectos. En primer lugar, se libera de la tradición que encarcelaba los tratados dentro de obras mayores (retóricas, pedagógicas o de predicación), condicionando sus enfoques, contenidos y extensión, pues se trata del primer libro impreso en España sobre mnemotecnia con carácter monográfico. En segundo lugar, señala un punto de inflexión, pues a partir de Aguilera, muchos capítulos sobre la memoria y tratados completos españoles se esfuerzan en ampliar su versatilidad y en presentar una ejemplificación más rica. Ambos rasgos justifican la transcripción, traducción y edición crítica anotada de esta casi olvidada obra, así como un estudio comparativo, contemplado desde una perspectiva evolutiva, mediante tres enfoques: desde el pasado, según la asimilación de los referentes: clásicos, medievales y renacentistas; desde su presente, con la comparación con el otro tratado mnemotécnico nacional y coetáneo: el de Pedro Ciruelo, publicado en Alcalá, en 1528; hacia su futuro, mediante la revisión de su influencia sobre las artes de memoria posteriores: en las obras del Brocense y Velázquez de Azevedo.
|