Sumario: | A veces la vida diaria nos invita a la profundidad: a acceder al interior de nosotros mismos y al interior de la realidad.
En efecto, muchas vivencias que 'nos pasan' en el día a día también 'se nos pasan': se olvidan, no dejan rastro. Pero otras no, porque dejan dentro un signo vivo: algo pequeño y cálido que resiste al olvido y se agita dentro de nosotros en forma de tristeza o de alegría persistentes. Esta agitación va retornando de vez en cuando, urgiéndonos a tomar cartas en el asunto.
En el caso de algunas de estas vivencias persistentes, tomar cartas en el asunto se ha concretado en describirlas, conectarlas con otras vivencias, buscar palabras de otros para nombrarlas. Es así como lentamente los signos vivos crecen, renovando nuestras relaciones con la gente, con el mundo y con la Realidad última, el Misterio de todo lo que vivimos. La vivencia persistente se convierte en signo de una Presencia escondida en la vida.
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