Sumario: | La vida humana es una aventura maravillosa. A pesar de las dificultades y sufrimientos que encontramos mucas veces, la vida nos ofrece siempre la posibilidad de crecer en humanidad, en libertad, en paz interior; y de desarrollar toda nuestra capacidad de amor y de alegría.
Para hacer la experiencia, más que intentar controlar todos los hechos de nuestra existencia, hemos de mostrarnos disponibles a las llamadas que Dios nos dirige, y dejarnos conducir por ellas.
A través de los encuentros con otras personas, de los acontecimientos felices o dolorosos, de los deseos que nacen en nuestro corazón, del eco que suscita en nosotros la Sagrada Escritura, nuestro Padre del Cielo no cesa nunca -de un modo discreto, a menudo imperceptible, pero eficaz- de invitarnos a cambiar, a ensanchar nuestros corazones, a elegir la vida; a desplegar toda nuestra capacidad de creer, de esperar y de amar, para llegar a ser hombre o mujer en plenitud.
Este libor ayuda a percibir y acoger esas muchas llamadas para dar a nuestra existencia la intensidad y la fecundidad a las cuales todos aspiramos.
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