Sumario: | La Iglesia ha considerado desde siempre el servicio a los enfermos como parte integrante de su misión, asociando la predicación de la Buena Nueva con la asistencia y el cuidado a los enfermos.
El vasto mundo de los servicios prestados al sufrimiento humano atañe directamente al bien de la persona humana y de la sociedad misma. Por esto precisamente plantea cuestiones ineludibles y delicadas que afectan no solo al aspecto social e institucional, sino también a la ídole ética y religiosa, ya que se ven implicados fundamentales acontecimientos "humanos", como son el dolor mismo y la enfermedad, así como la muerte unida a los interrogantes sobre la función de la medicina y la misión del médico en relación con el enfermo.
En el presente volumen, que tiene como base la Carta de los Agentes Sanitarios (1995), el Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios ofrece a los desafíos que proceden del mundo de la salud una respuesta inspirada por la fe y por la esperanza, valorando la tarea que tantos cristianos desarrollan generosamente, dando testimonio, mediante la cercanía al enfermo, el trabajo, el estudio y la investigación, e los valores evangélicos de la dignidad de la persona y del respeto a la vida.
En este sentido, y en palabras de Jesús Martínez Carracedo, director del Departamento de Pastoral de la Salud de la conferencia Episcopal Española, "esta Nueva carta trata de plantear e iluminar, desde el esquema "nacer-vivir-morir", los distintos retos éticos y pastorales que se presentan a los profesionales de la salud y al mundo sanitario en general. Un recorrido por los distintos momentos de la vida en que nos encontramos con retos y dificultades en el generar vida, en el vivir los límites y las posibilidades terapéuticas, y a la hora de afrontar la enfermedad, el sufrimiento y la muerte.
|