Sumario: | Las vanguardias de principios del siglo XX encuentran en las exposiciones una oportunidad para experimentar con la relación entre objeto artístico y espacio. Las propuestas expositivas se convierten en verdaderos proyectos arquitectónicos que actúan como laboratorios de ideas en los que interaccionan de forma directa distintas disciplinas artísticas. El espectador juega un papel activo en la percepción del objeto artístico. A partir de su presencia en la exposición, se pueden testar nuevos conceptos espaciales asimilando, en algunos casos de forma explícita, el concepto de espectador al de usuario-habitante. A través de propuestas de autores como El Lissitzky, Moyoly-Nagy, Kiesler o Duchamp, se hace un recorrido por los hallazgos arquitectónicos de sus experiencias expositivas, contagiadas todas ellas del ambiente de efervescencia creativa y de confianza plena en la técnica y el progreso que se vivió en el mundo occidental en el período de entreguerras. Algunos de estos conceptos permanecen en la creación contemporánea, donde siguen conservando el espíritu experimental y apostando por un diálogo entre distintas disciplinas, tema crucial en la arquitectura contemporánea.
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