Sumario: | A la tradición habrá que contrastarla con la modernidad. Considero ineludible asociarnos a los procesos modernos de la economia y a la cultura; pero creo también que si hay algo de característico en la sociedad peruana, en los últimos veinte años, es un grado muy claro de evidencia de una megadiversidad ideológica, cultural e idiomática que siempre existió pero que de alguna manera estaba, si no oculta, puesta de lado, o su presencia no era muy clara. En estos momentos nadie puede desconocerla, en el país, o por lo menos en Lima. Para nosotros, esto significa que Guaman Poma es más contemporáneo que Garcilaso. Representa el océano de oralidad que viene sumergiendo felizmente al Perú y a todos sus literaturas. Guaman Poma es el primer representante de este quechuañol cuyo ejercicio quizás hubiera salvado la vida de José María Arguedas, el quechuañol que si no mediara gente que nos empeñamos en hablar un español correcto (¿y qué es eso?) podría ser la nueva lengua indoamericana en el Perú en los siglos XXIII o XXIV. El libro de Víctor Carranza plantea todos estos problemas desde una perspectiva de integración metodológica en la que concurren diferentes ciencias sociales. Hoy no tenemos contrato social vigente. Ni siquiera estamos muy seguros de si hubo o no un contrato negociado entre nuestros diversos agentes socio históricos. Podría ser que en algún momento hayan existido contratos de adhesión forzosa o mejor aún de sujeción forzosa, pero ello no da cuenta de un espacio social solidario ni de una cooperación compartida. Pablo Macera.
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