Sumario: | En el origen de todo lo esencial de la construcción comunitaria, está la obra del Consejo de Europa, esencial para fijar el marco de derechos y libertades que caracteriza al modelo de organización política, económica y social que hoy representa la Unión Europea. Además, ha sido y sigue siendo un referente inexcusable en la consolidación democrática de todos los países que lo componen y en especial de aquellos que hemos tenido que pasar por la lamentable etapa de una dictadura. El que en su seno se encuentren países no comunitarios, como Turquía o la Federación de Rusia, lo convierte en un instrumento muy valioso para profundizar en esa transformación democrática y frenar los abusos autoritarios, entre otros instrumentos con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El acervo normativo del Consejo de Europa elaborado a lo largo de los años con numerosos Protocolos en materia de lucha por el afianzamiento de derechos sociales, el estado de derecho, la lucha contra el terrorismo o la corrupción, por solo citar algunos ejemplos, es enorme y de gran importancia. La erradicación de la pena de muerte entre sus países miembros, prácticamente toda Europa, es uno de sus logros más significativos. Existe un grupo de países, esencialmente compuesto por aquellos que entraron en la última ampliación, que no comparten tan claramente los valores democráticos que han caracterizado la construcción europea y que encarna el Consejo de Europa. Y en otros que no pueden aducir pretextos históricos, aparecen movimientos de extrema derecha, xenófobos y racistas que van obteniendo cada vez más audiencia.
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