Sumario: | Uzbekistán, en el corazón de Asia, acaba de cumplir los 25 años como país independiente, periodo en el que ha sido una peculiar dictadura con un presidente que pasaba del comunismo al nacionalismo, Islam Karímov, que moría sin delfín justo cuando el país celebraba las efemérides. Un país eje de la ruta de la seda, con ciudades de leyenda, como Samarcanda, Bukhara o Khiva, que ha destrozado su medio ambiente desecando todo un mar interior, el de Aral. Musulmán, pero laico, ha encontrado en Tamerlán el héroe que justifica la nacionalidad uzbeka. El autor traza un panorama incisivo del presente y la historia reciente del país, pero no puede sino rendirse ante la belleza y singularidad de sus ciudades.
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