Sumario: | La amenaza es una forma de violencia. Existe formalmente en la consciencia porque su contenido es mental, aunque siempre está acompañada de expresiones tangibles. La amenaza es una relación, generalmente forzada, donde la víctima asume un daño soportable, antes que afrontar un daño mayor, explícito y potencialmente fatal. La amenaza altera las capacidades operativas del sujeto porque es violentado internamente y, con ello, pierde su paz. La amenaza es una experiencia singular, personal e intransferible que afecta intrínsecamente la condición de persona, en su vida y en sus relaciones. La ética, frente a esta realidad, tiene una doble responsabilidad: primero, recuperar para la víctima el valor de su persona; segundo, provocar en el lector una disposición ética ante la experiencia de amenaza. Cabe citar, por último, que la presente reflexión es una aproximación fenomenológica al misterio humano y un intento por acompañar empáticamente a las víctimas de la amenaza, desde ese ámbito racional que siempre resguarda posibilidades reales de trascendencia y que de múltiples maneras y contextos culturales se desvelan a cada persona en su más profunda intimidad.
|