Sumario: | Portugal ha dejado de ser ese polo magnético que atraía a cineastas extranjeros fascinados por su historia y su cultura para convertirse a partir del año 2000 en uno de los epicentros cinéfilos más importantes del panorama internacional. Siguiendo la tradición establecida por las figuras de Manoel de Oliveira, Paulo Rocha y João César Monteiro, el cine portugués del siglo XXI ha multiplicado sus francotiradores, confirmando el diagnóstico que el crítico francés Serge Daney formuló hace más de treinta años. El resultado es que ahora este nuevo cine luso, pese a sus manifiestas limitaciones económicas, funciona como un laboratorio estético que permite estudiar y predecir los posibles devenires del cine europeo, sin por ello dejar de mirar hacia el presente y el pasado de su propio país de origen. Los ocho cineastas protagonistas de este volumen abordan distintos aspectos de la historia portuguesa desde la perspectiva de la memoria, ya sea esta individual o colectiva, la de sus personajes o, directamente, la que evocan las imágenes de otras épocas. Para todos ellos, la memoria es una herramienta de revisión crítica del pasado y de la identidad, al margen de si trae recuerdos ominosos, como en el cine de João Canijo y de Susana de Sousa Dias, o si puede dar origen a bromas envenenadas, como en João Nicolau o en Miguel Gomes. La mayor parte de las veces, sin embargo, el recurso de la memoria supone también un acto de reafirmación del individuo, sea este un personaje, como en la Trilogía de Fontainhas de Pedro Costa, o incluso alguno de los cineastas, como João Rui Guerra da Mata y João Pedro Rodrigues en A Ultima Vez Que Vi Macao o Gonçalo Tocha en É na Terra não é na Lua. (EDITOR)
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