Sumario: | La acusaron de ser una histérica y una fantaseadora. Durante mucho tiempo nadie creyó que Dios hubiera elegido a esta sencilla mujer para ser la mensajera de la Divina Misericordia. Pasó por momentos de oscuridad, se sintió abandonada de Dios, totalmente sola. Vio a Jesús con sus ojos y habló con Él. Tú prepararás el mundo para mi última venida -le dijo. ¿Cómo podría hacerlo?. Tuvo visiones místicas del infierno y de su propia canonización. La Iglesia tardó en valorar la importancia de su mensaje, pero finalmente se difundió por todo el mundo, tal y como el Señor quería. El culto a la Divina Misericordia fue particularmente querido por Juan Pablo II. Beatificó a Faustina en el año 1993, la canonizó en el 2000, instituyó una fi esta para la Iglesia universal en la que él mismo fue canonizado y consagró el mundo a la Misericordia Divina en el 2002.
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