| Sumario: | Después de haber mirado durante décadas hacia Occidente, la crisis de Ucrania iniciada en 2014 ha situado a Rusia en una nueva condición dentro del tablero de ajedrez internacional. La reciente asociación con China, fundada no solamente en una conveniencia recíproca sino, también, en valores comunes, parece indicar la posibilidad de un giro hacia Oriente, hacia una «gran Asia» más que hacia una «gran Europa». Ya en el pasado Rusia ha intentado renegar de su propia historia para convertirse en lo que no era mediante reformas o revoluciones artificiosas, con consecuencias catastróficas. Por eso parece oportuno prestar atención a la tentativa de hacer cesar el conflicto social interno y de encontrar, finalmente, un camino ruso hacia la Modernidad.
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