Sumario: | "Vicente Cervera no se detiene, / navega siempre en línea recta hacia el puerto / en donde está el poema esperando / la mano que ha de escribirlo. Una vez más sale triunfante. / Sube más alto en su escalada". (JOSÉ EMILIO PACHECO) -- La trayectoria poética de Vicente Cervera Salinas comienza con De aurigas inmortales, de la mano de Parménides de Elea. Un poemario que apareció en 1993, tras recibir el Premio América de Poesía, convocado por la Comisión V Centenario en Murcia, y que fue generosamente prologado por Antonio Colinas. Nunca fue distribuido en librerías. El curioso lector podrá encontrarlo en Bibliotecas Públicas y en espacios privados, al menos hasta que vea la luz una esperada segunda edición del mismo. En 2001 publicó La partitura, extenso volumen compuesto a partir de la escala musical de siete notas, símbolo de siete estadios en su evolución poética y espiritual. Auspiciado en Argentina por Antonio Requeni, la obra reflejaba su periplo viajero por tierras americanas, desde La Habana a Buenos Aires, y por paisajes italianos. Dos años más tarde, la editorial Verbum publicó El alma oblicua, que contó con el apoyo de Antonio Cillóniz, y que ha tenido la fortuna de ser vertido al italiano, L'anima obliqua (Levante Editori, Bari, 2008) y al francés L'âme oblique (L'élocoquent, París, 2010). Con este cuarto poemario, Escalada y otros poemas, prosigue su itinerario por los caminos del verso, agradeciendo a cuantos le han acompañado en los trabajos y los días, con su entusiasmo en las alforjas.
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