Sumario: | La dictadura franquista fue ferozmente clasista. Persiguió y reprimió sin tregua toda la expresión organizada de la clase trabajadora, como fue el caso de las Comisiones Obreras. Además, concibió el conflicto laboral como un problema de orden público, por lo que cualquier reclamación de derechos laborales se convertía en un ataque al Estado y por ende, al régimen. En este contexto se produce la detención de la Coordinadora General de Comisiones Obreras el 24 de junio de 1972, en el convento de los Oblatos de Pozuelo de Alarcón, Madrid. A partir de aquí se iniciaría el llamado Proceso 1001, que no tendría su cierre hasta 1975. La campaña de solidaridad, tanto nacional como internacional, a favor de los ?diez de Carabanchel?, mostró que la supuesta modernidad del régimen a partir de los años sesnta no era más que una fachada. Finalmente, el hecho de que que el inicio del juicio coincidiera con el atentado de ETA a Carrero Blanco puso también de manifiesto que el fin de la dictadura se podía encarar de distintas maneras, y que la mayoría del movimiento antifranquista lo haría desde la reivindicación de la paz y la justicia. José Antonio Pérez Pérez es doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco, profesor de esta materia y miembro del Instituto de Historia Social Valentín de Foronda. Mayka Muñoz Ruiz es doctora en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid, investigadora y archivera en la Fundación 1º de Mayo. Informació de l'editor.
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