Sumario: | Durante las últimas décadas, las organizaciones de narcotráfico en América Latina se han hecho famosas por sus espantosos crímenes públicos, como los ataques narcoterroristas al sistema político colombiano en los años ochenta o las olas de decapitaciones en México. Sin embargo, si bien estas formas visibles de violencia pública dominan los titulares, no son ni la manifestación más común de violencia relacionada con las drogas ni simplemente el resultado de la brutalidad. Más bien, surgen de condiciones estructurales que varían de un país a otro y de una época a otra. Criminales, policías y políticos da cuenta de cómo esta variación en la violencia resulta de la compleja interacción entre el poder estatal y la competencia criminal. A partir de un extenso trabajo de campo, la autora compara cinco ciudades en las que han operado importantes organizaciones de tráfico durante los últimos cuarenta años: Cali y Medellín, en Colombia, y Ciudad Juárez, Culiacán y Tijuana, en México. Este libro propone que la violencia se intensifica cuando las organizaciones compiten y el aparato de seguridad del Estado se fragmenta. Por el contrario, si el mercado criminal está monopolizado y la seguridad del Estado está cohesionada, la violencia tiende a estar más oculta y ser menos frecuente. Esta obra, que trata uno de los peores problemas de nuestra era, cambiará nuestra comprensión de las fuerzas que impulsan la violencia delictiva organizada en América Latina.
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