Sumario: | En los últimos años mucho se debate sobre los factores que condicionan un cambio de identidad en las bibliotecas, independientemente de su tipología: escolares, públicas, universitarias, transformaciones que van desde el modelo conceptual procedimientos de trabajo, organización de colecciones, etc., hasta la arquitectura del edificio o sus espacios internos. Las bibliotecas se encuentran arraigadas firmemente a su ambiente cultural y social, por ello, ante los cambios en la producción y comunicación de la información y el conocimiento, la naturaleza de las colecciones documentales, los estilos de uso de la información por los usuarios y la influencia que ejercen las tecnologías de la información en todo este proceso, se perfila la adopción y redefinición de un modelo de biblioteca donde esta milenaria institución continúe manteniendo su primacía en la oferta de contenidos y servicios de información. La Denmarks RoyaI School of Library and Information Science define que en este nuevo modelo de biblioteca deben coexistir cuatro espacios interrelacionados entre sí y no necesariamente delimitados como tales: uno para la inspiración, el de aprendizaje, el de reunión y uno para la publicación. Bajo estas premisas nace el concepto de Biblioteca Social, como espacio para la creatividad, la experimentación y la inclusión social, donde la participación y socialización de los miembros de la comunidad son ingredientes claves. De esta forma, la biblioteca en medio de su comunidad, se erige como un lugar de encuentro, de conexión entre personas, recursos y servicios, donde el libro ya no es la única forma de adquirir conocimiento. Considerarla biblioteca como un simple almacén de libros, datos e información es un concepto anticuado, por lo cual, más que centrarse en el desarrollo de colecciones, la institución ha de situar a sus usuarios en el centro de su misión y convertirse en un taller de la comunidad, un espacio llenó de herramientas para compartir, experimentar y socializar información y conocimiento. Visto de esta forma si la biblioteca no se adapta al nuevo entorno y está en constante cambio no sobrevivirá. Se puede enunciar entonces que para mantener su vigencia en un escenario tan cambiante se necesita como ingredientes básicos, dentro de la biblioteca, un clima de innovación, colaboración, participación proactiva y de compromiso. Por ello, los bibliotecarios deberán trabajar en la creación y curación de información, en el desarrollo de habilidades en los individuos para que accedan a la información que requieren, en procurar establecer relaciones de colaboración con los usuarios para crear y desarrollar de conjunto servicios de información y comprometerse con el desarrollo de la comunidad y comunicar el valor de la biblioteca. Al concluir la lectura de este libro, esperamos se logren distinguir las oportunidades que ofrecen las diferentes tecnologías de la información para la implementación de servicios de información y puedan diseñarse ofertas de información propias a partir de las características de cada institución y sus posibilidades tecnológicas.
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