Sumario: | Desde el mito griego –los rebaños de Gerión– al Honrado Concejo de la Mesta, la Península Ibérica ha sido famosa tierra de pastores. Sin embargo, la importancia social y económica de esta granjería –y de su modalidad más característicamente hispana, la trashumancia–, es difícil de conceptualizar históricamente, porque todo lo pastoril no sólo elude al historiador, sino que resulta opaco a su mirada: enseres perecederos y viviendas temporales, modos de vida cuasi nómadas y, sobre todo, actividades regidas por usos consuetudinarios. De hecho, en los estudios sobre la Mesta, se suele prestar más atención al reflejo de la actividad ganadera en el ámbito urbano que a los testimonios cotidianos de mayorales, gañanes y zagales, las dificultades de la actividad cañariega y la repercusión social y cultural de sus modos de vida. Este libro tiene como propósito identificar los orígenes de la actividad pastoril en la Península y determinar su importancia económica y social en distintos periodos históricos antes de que la Mesta, organizada por el rey Alfonso X, alcanzase su primera edad de oro en época de los Reyes Católicos y los Austrias mayores.
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