Sumario: | La reflexión en torno a la novela -y al discurso crítico que suscita- hace hincapié en las condiciones socioculturales del nacimiento y de la evolución de este género así como en el papel de la escritura en el estatuto del narrador y últimamente del lector. En este proceso tiene su importancia el influjo de otros géneros y de otros medios: el periodo post-romántico se nutre de la historia; la recepción de varias corrientes filosóficas explica los alegatos a favor de la subjetividad a principios del siglo XX; el cine alimenta la novela de vanguardia hasta que la literatura reciente se fundamente en una literatura cuyo contenido cada uno procura remojar en el agua nueva de su propia sensibilidad. No se trata, por consiguiente, de analizar exclusivamente algunas trayectorias individuales, sino de abordar, desde múltiples enfoques, los cambios de perspectiva. Así se iluminan las grandes rupturas iniciadas a la vez por la voluntad de estilo, el deseo de aventura, el placer de contar o el juego de los puntos de vista, con el fin de estructurar lo imaginario, cambiar lo real o, más modestamente, educar al lector. Hacen oscilar el género novelesco entre documento, reflexión y ficción, entrecruzando relato objetivo, emergencia del sujeto, experimentalismo, autonegación del narrador, parodia, vuelta al relato e interpelación del lector culto, como si la existencia del mundo dependiera de ahora en adelante de sus relatores.
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