Sumario: | Los importantes cambios que experimentó Bogotá durante la primera mitad del siglo XX transformaron su economía, su urbanidad y su sociedad. La idea de modernidad, en boga en el mundo en aquella época e impulsada en la ciudad por la élite política, implicaba la necesidad de cambios, no sólo en el aspecto físico de la ciudad, sino también en los hábitos de alimentación y de vestir del pueblo, pues éstos eran vistos como un factor de atraso y de impedimento hacia el desarrollo económico. El Estado intentó ser el promotor de ese cambio por medio de campañas educativas y de ciertas leyes y decretos. Sin embargo, las costumbres y los hábitos del pueblo no cambiaron. Este trabajo intenta dar una explicación a dicho fenómeno basado en el nivel de ingreso. Una de las razones de las permanencias de las costumbres coloniales puede estar relacionada con estancamientos en los niveles reales de ingresos; lo que impediría acceder a los nuevos productos o hábitos que la modernidad estaba intentando implantar. Aquí se demuestra que, dadas las grandes transformaciones que tuvo la sociedad. Las condiciones de vida y el poder adquisitivo de los trabajadores no tuvieron grandes avances durante la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, se muestra que los ciudadanos se identificaron con la concepción moderna de un Estado intervencionista, donde éste estaba obligado a regular, entre otros, los precios y la especulación detrás de ellos, a reglamentar las condiciones laborales y a disminuir el desempleo.
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