Sumario: | La Ciudad de Dios es la única obra entre los escritos de los Santos Padres que los historiadores seculares nunca han dejado de la mano enteramente y que a lo largo del siglo XIX fue considerada como el fundamento justificativo del derecho de San Agustín a ser llamado el fundador de la filosofía de la Historia.
A San Agustín se debe sobre todo el ideal, característicamente occidental, de la Iglesia como fuerza dinámica social, en contraste con la concepción metafísica del cristianismo bizantino. Pero ello no significó necesariamente que la influencia de San Agustín tendiera a debilitar la autoridad moral del Estado a o a privar a la vida social ordinaria de su significado espiritual... Los ideales occidentales de libertad, progreso y justicia social deben su existencia, más de lo que creemos, a la poderosa mente del gran Africano.
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