| Sumario: | En nuestra lectura existencial del mundo para comprenderlo nos comportamos como cazadores poniéndole trampas a la realidad, que se resiste y se resistirá siempre a ser captada, cazada o pescada si queremos cogerla viva. En estas trampas -teorías, ideología, metodologías, creencias...- confluyen perspectivas, intenciones, prejuicios, disposiciones afectivas. la confusión viene no solo de una mirada torcida sobre la realidad, sino también de mezclar dichas perspectivas, intenciones y prejuicios que no se avienen unos con los otros. Estas mezclas en torpe o sabia proporción se han dado siempre y en todas las culturas; pero hoy, en la nuestra, se erige como una ingente Babel de colosales proporciones. Se puede hablar por ello con toda propiedad de una "oftalmología" de la mirada que lee el mundo, una mirada que presenta problemas de visión semejantes a los que tiene la fisiología del ojo natural: miopía, cataratas, hipermetropía, presbicia, daltonismo... Todo esto nos exige la formación rigurosa y disciplinada de nuestra mirada lectora, pues por nuestra apertura constitutiva no disponemos de instintos de adaptación natural para corregir esos problemas oftalmológicos que subyacen a nuestras controvertidas visiones del mundo.
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