Juan Carreño de Miranda
miniaturadeimagen|''Autorretrato'', óleo sobre lienzo, , subastado en Isbilya (Sevilla), en abril de 2016. Propiedad en el del marqués de Salamanca, en el retratado se ha reconocido un presumible autorretrato de Carreño gracias al grabado abierto sobre él, atribuido a
Juan Bernabé Palomino.
Juan Carreño de Miranda (
Avilés, 25 de marzo de 1614-
Madrid, 3 de octubre de 1685) fue un
pintor barroco español. Llamado por
Miguel de Unamuno pintor de la «austriaca decadencia de España», a partir de 1671 ocupó el puesto de
pintor de cámara de
Carlos II. Pintó entre 1658 y 1671, en estrecha colaboración con
Francisco Rizi, grandes telas de altar al óleo y, al
fresco o al
temple, los techos de algunos salones del viejo
Alcázar de Madrid, los del camarín de la Virgen del Sagrario de la
catedral de Toledo y los de varias iglesias madrileñas, de los que únicamente subsisten, parcialmente, los trabajos realizados en la catedral toledana y las pinturas de la cúpula elíptica de la
iglesia de San Antonio de los Alemanes. Como retratista de la corte fue continuador del tipo de retrato velazqueño, con su misma sobriedad y carencia de artificio pero empleando una técnica de pincelada más suelta y pastosa que la utilizada por el maestro sevillano, sin que falten, en especial en los retratos masculinos, las influencias de
Anton van Dyck, como corresponde a una fecha más avanzada. A esta etapa final de su carrera pertenecen los retratos —a los que se liga gran parte de su fama— de
Carlos II y de su madre la reina viuda
Mariana de Austria, del embajador de Rusia, Piotr Ivanovich Potemkin, de
Eugenia Martínez Vallejo, vestida y desnuda, y del bufón Francisco de Bazán (Museo del Prado), retratos estos últimos de enanos y bufones de la corte tratados con la gravedad y decoro velazqueños.
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