Sumario: | Rob Riemen identifica la ruta del eterno retorno del fascismo, camuflado tras falsas promesas de libertad y grandeza En 1947, Albert Camus y Thomas Mann comprendieron algo que aún hoy nos cuesta admitir: la guerra había terminado, pero el fascismo no había sido vencido. Aunque tardara algunas décadas, volvería. Incitación a la violencia, materialismo vulgar, nacionalismo asfixiante, xenofobia, necesidad de señalar chivos expiatorios, banalización del arte, odio hacia la vida intelectual y feroz resistencia al cosmopolitismo. No se reconoce al fascismo por sus ideas, pues carece de ellas, sino por sus acciones y su política del resentimiento, el miedo y la ira. Hoy se presenta en el escenario mundial disfrazado de populismo. {Cómo detenerlo? La respuesta está en el regreso de la nobleza de espíritu, en la recuperación de los valores universales de verdad, justicia, belleza, compasión y sabiduría, pilares de una sociedad verdaderamente democrática.
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