Sumario: | La Universidad, espacio de incuestionable libertad y autonomía académicas, no puede eludir los requerimientos derivados de una rigurosa deontología profesional y una exigente ética pública. No es minoritario el censo de quienes piensan que, en momentos de clara indigencia ética de la vida pública, el mundo académico, y especialmente la Universidad, podrían servir de referentes para el fomento de las virtudes públicas y el necesario rearme ético de nuestra vida colectiva. Nuestras Universidades constituyen, sin duda, una esperanzadora reserva de conocimiento, un valioso arsenal científico y, consecuentemente, una indudable fortaleza de nuestra vida social. -- Sin embargo, quizá proceda reconocer que, como tantas veces en la historia de la Universidad española, no siempre la institución académica ha logrado sustraerse a los perniciosos efectos de las depresiones sociales. Ética y Universidad nace, pues, del convencimiento de que la Universidad, al margen de la titularidad dominical que la ampare, constituye un espacio público del mayor interés y, como tal, no puede sustraerse a las imperiosas exigencias de la ética.
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