Sumario: | Si no existiese la precisión de enseñar una doctrina, yo no hubiera pensado en escribir este libro. Pero hay cuestiones de fundamental importancia que solicitan, hoy más que nunca, el pensamiento doctrinal. Los elementos de la sociedad política están constituidos por las creencias relativas al orden, al poder y a la libertad y al necesario equilibrio entre estas tres fuerzas espirituales. Los sofismas tratan hoy de debilitar tales creencias, llenas de vitalidad. La ciencia social ha derivado hacia un colectivismo intelectual que va contra la corriente de la vida; desconociendo la distancia que separa las creencias individuales de la "élite" y las prácticas colectivas de la masa, ha llegado a explicarse la Moral mediante las costumbres, y la justicia mediante las regias de derecho; y ha comenzado por reducir a ruinas la doctrina del poder, la de la libertad polí-tica y la del orden individualista. No basta combatir estos sofismas. Hace falta reconstruir las creencias tradicionales, libertándolas de las vulgaridades que las desfiguran y adaptándolas resueltamente a los problemas contemporáneos. Estas creencias son nuestra enseña de salvación, como lo han sido, hasta nuestra época, la de la civilización occidental. En ellas han reconocido los hombres más selectos de todas las civilizaciones las mejores formas de expresión de la naturaleza humana y el medio de introducir en esta un orden más perfecto.
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